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2 noviembre, 2017

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¿Cómo avanza el Foro Ciudadano de las Américas?: dos años de aprendizaje y construcción

Encuentro de la Sociedad Civil en el marco de la 46 Asamblea General de la OEA – Santo Domingo, Dominicana (11 de junio de 2016)
Evento PASCA en el marco de la 46° Asamblea General de la OEA en República Dominicana 2016

La Cumbre de las Américas en Panamá fue un llamado de alerta respecto de las formas y herramientas de participación de la ciudadanía en este tipo de escenarios multilaterales. Emergió entonces la necesidad impostergable de hacer algo para no perder lo poco o mucho que durante las últimas décadas hemos ganado en el hemisferio.

Por lo anterior, surgió PASCA, un proceso muy ambicioso que nos propusimos a finales de 2015. Un proyecto que, sin duda, dos años después tiene muchas cosas que decir y aportar al ejercicio diario de las organizaciones de la sociedad civil del continente.

PASCA, ahora como Foro Ciudadano de las Américas, nos ha desafiado a organizarnos y ponernos de acuerdo como sociedad civil, conscientes de la importancia de incidir en los espacios de decisión pública. Han sido dos años de arduo trabajo y el que está por delante augura muchos más retos.

Conformar espacios nacionales y regionales de participación, convocando a 198 organizaciones y construir agendas a partir de las necesidades y contextos de cada uno de los países, para luego hacer un ejercicio colectivo, con delegados a nivel hemisférico, es algo que pocas veces o nunca se había visto desde que existen espacios multilaterales en nuestro continente.

No obstante, no ha sido del todo fácil, desde el mismo instante en el que comenzó este proyecto sabíamos que un obstáculo que tendríamos que sobrepasar era el escepticismo que existe entre muchos sectores sociales respecto de la efectividad o conveniencia de apostarle a espacios como las Cumbres de las Américas o las Asambleas Generales de la OEA. Pese a ello, han sido 24 las organizaciones que han confiado en el proceso y se han unido a él formalmente como puntos focales de 26 países. Hemos aprendido mutuamente de nuestras experiencias y hemos enriquecido, no sólo nuestro quehacer propio sino también el del proyecto.

El Foro tiene como objetivo tejer redes de colaboración entre la sociedad civil organizada para hacer frente a nuestros problemas, muchos de ellos comunes, y para promover y defender los derechos y libertades individuales.

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Como latinoamericanos y caribeños hemos aprendido que, a pesar de que tenemos muchas cosas en común, nuestras dinámicas de trabajo tienen rasgos particulares que deben ser tenidos en cuenta en estos procesos continentales. Sobre todo, si consideramos que cada uno de nuestros contextos nacionales influyen en las actividades y metas que procuramos llevar adelante.

Es por ello que los procesos nacionales han sido tan importantes en el desarrollo del proyecto. Las agendas regionales y la hemisférica son un resultado del trabajo de los 24 puntos focales junto con las casi 200 organizaciones convocadas en todos los países. No son agendas impuestas desde una perspectiva continental. Los niveles nacionales, los subregionales y el hemisférico son correlativos e interdependientes.

Durante 2016 y 2017 tuvimos la oportunidad de participar en dos Asambleas Generales de la OEA. La primera de ellas fue en Santo Domingo, República Dominicana; las expectativas eran muchas porque el proceso aún estaba empezando y faltaban muchas cosas por hacer. Sin embargo, dicha asamblea sirvió para descifrar qué tipo de estrategias de incidencia debíamos diseñar si queríamos ser efectivos con nuestros propósitos. Igualmente, pudimos identificar varias dificultades logísticas y metodológicas que podrían convertirse en escollos para la participación de la sociedad civil.

Empezamos entonces rápidamente un trabajo de articulación y relacionamiento con la OEA, el gobierno de México (encargado de la asamblea de 2017) y el de Perú (encargado de la Cumbre en 2018), con el objetivo de persuadir e incidir sobre la organización de los espacios para las organizaciones y la ciudadanía, lo cual tuvo resultados satisfactorios en Cancún, México. Allí, en el marco de la 47° Asamblea General, vimos cómo mejoraron muchas condiciones para participar, a pesar de otras dificultades de orden logístico. No obstante, fue una experiencia mucho más satisfactoria que la vivida en Santo Domingo o incluso en Panamá.  

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Ahora, el reto más importante y próximo que tiene el Foro es la Cumbre del próximo año en Lima, Perú. Allí se verán muchos de los resultados por los que hemos estado trabajando durante estos dos años. Es por eso que durante 2017 las organizaciones que conforman este espacios hemisférico, en sus distintos niveles (nacionales y regionales), han estado trabajando en dos propósitos centrales: construcción de agendas y seguimientos a los mandatos que emanaron de la Cumbre de Panamá en 2015.

Asimismo, desde el equipo base, liderado por REDLAD, se ha adelantado un trabajo de diagnóstico con base en los insumos que los espacios nacionales del Foro han facilitado, a través del seguimiento y monitoreo que han hecho del nivel de cumplimiento de sus gobiernos respecto de los mandatos de la Cumbre de 2015.

El anterior ejercicio ha arrojado varias conclusiones, que llevaremos a Perú en 2018; una de ellas es que se hace necesario que los mandatos que surjan de la próxima Cumbre sean lo más medibles posibles. Entendemos que las dinámicas administrativas y de gobierno de cada uno de los países reunidos en dicho concierto hemisférico hacen imposible que se fijen metas demasiado específicas, puesto que cada Estado tiene unas necesidades y presupuestos particulares, sin embargo eso no es pretexto para no proponerse objetivos que realmente procuren la mejora del bienestar de la ciudadanía y del espacio cívico que del continente.

Sabemos también que como sociedad civil debemos transformar nuestras dinámicas de relacionamiento con el Estado y sus autoridades, sin perder de vista nuestros propósitos como organizaciones sociales y como ciudadanía sujeta de derechos. Debemos ser más propositivos a la hora de demandarles a los gobiernos el cumplimiento de sus funciones. Es decir, hay que ser conscientes de que hay correponsabilidades que debemos tomar muy en serio, y esto es particularmente importante si es que de verdad nos percibimos como agentes de transformaciones y cambios en nuestras sociedades.

Perú 2018 es un desafío para el cual estamos preparándonos y cada una de las experiencias de las organizaciones del Foro son una fortaleza que serán aprovechadas al máximo. Durante estos dos años hemos logrado identificar cualidades y deficiencias en pro de mejorar el proceso. Las cosas buenas han dado satisfacciones, pero es vital que no perdamos de vista las debilidades encontradas, porque es allí donde tenemos las oportunidades de avanzar.