El pasado 10 de mayo se hizo oficialmente la transferencia de la presidencia del proceso para la próxima Cumbre de las Américas de Panamá, país anfitrión en el 2015, a Perú, quien será responsable de su organización para el 2018.
Este cambio, que se estaba esperando hace varios meses, es fundamental para el camino que se empieza a recorrer desde el país en la preparación de la próxima Cumbre que tiene retos importantes que atender. Ya van tres Cumbres que no logran finalizar con una declaración completamente aprobada por los Estados y que derive en un grupo de mandatos que sean reconocidos por todos los gobiernos como ejes de la agenda hemisférica y, en pleno reconocimiento de los nuevos objetivos de desarrollo sostenible, puedan alinearse a estos y complementarlos con una visión más regional.
En lo que respecta a la Sociedad Civil, el nuevo gobierno que asuma la presidencia deberá demostrar su talante de apertura y compromiso de fortalecimiento de la participación ciudadana, en los procesos, escenarios y metodologías que logre articular para la presencia de la sociedad civil y actores sociales regionales y nacionales en la Cumbre.
En Panamá el gobierno de Varela intentó una estrategia interesante de compartir la responsabilidad de la coordinación de la sociedad civil con un grupo de organizaciones nacionales. Desafortunadamente esta estrategia no fue del todo exitosa por razones de capacidad instalada, recursos disponibles, coordinación entre los diferentes actores involucrados.
Esperamos que camino a Perú 2018 la participación de la sociedad civil pueda fortalecerse y ser verdaderamente incidente.
El equipo de Pasca ha entrado en contacto con ambas misiones diplomáticas para recopilar lecciones aprendidas por parte de Panamá y entregar recomendaciones y ofrecer apoyos a Perú. Seguiremos informando sobre estas iniciativas.
La OEA presentó la noticia así
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