Del 13 al 15 de junio se llevó a cabo el cuadragésimo sexto período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la OEA en Santo Domingo, República Dominicana. En el marco de este evento, la sociedad civil se movilizó desde diferentes rincones del continente para asistir a los eventos oficiales programados por la OEA, y a otras actividades paralelas realizadas por organizaciones locales o regionales. Sin embargo, a pesar del esfuerzo en términos de tiempo y recursos económicos, al llegar a Santo Domingo, los y las representantes de la sociedad civil se encontraron con una serie de restricciones que no les permitieron participar activamente ni tener la incidencia deseada.
Los espacios en los que podía participar sociedad civil fueron:
- Reunión de coordinación entre organizaciones de sociedad civil. Junio 12 en la mañana
- Diálogo con el Secretario General Luís Almagro. Junio 12 en horas de la tarde
- Conversatorio con el Secretario General y jefes de delegaciones. Junio 13 en la mañana
- Plenario de la Asamblea General. Junio 14 al 16.
- Otras reuniones como la del GRIC. Junio 15.
A continuación se exponen los principales problemas encontrados:
Registro innecesariamente difícil
Los problemas comenzaron meses antes de la Asamblea, cuando diversas organizaciones supimos que la OEA estaba pensando no realizar el clásico encuentro entre representantes de sociedad civil para preparar insumos para los diálogos con el Secretario General y los jefes de delegaciones. Luego de varias acciones de incidencia por parte de organizaciones como Redlad el espacio logró rescatarse.
Posteriormente, los obstáculos estuvieron asociados al proceso de registro para participar en las actividades de la Asamblea. El proceso de registro de la OEA constaba de tres muchos pasos: i) las organizaciones se registraban en línea a través de un formulario, 2) recibían posteriormente un correo de respuesta con un código, 3) luego debían volver a ingresar a la página con el código, 4) recibían un nuevo correo que aseguraba la inscripción.
Ahora bien, muchas de las organizaciones únicamente diligenciaron el formulario inicial, otras, a pesar de haber realizado todos los pasos, nunca recibieron correo de confirmación. Ninguna de ella obtuvo acreditación para participar en las actividades, a pesar de encontrarse ya en Santo Domingo. Esto, sumado al poco tiempo en el que se podía realizar el retiro de credenciales (el día 11 para más de 300 organizaciones registradas), creó mucha incomodidad entre representantes de la sociedad civil.
Metolodogía y temas logísticos de la reunión de coordinación interna de sociedad civil
Siguiendo la tradición de los espacios organizados para sociedad civil en las Asambleas de la OEA, antes de los espacios de encuentro con el Secretario general y las misiones, se realiza un ejercicio de articulación entre organizaciones y actores sociales con el fin de emitir un documento de recomendaciones por mesa de trabajo que luego es leída en el escenario conjunto con Secretario y misiones.
En sus inicios, cuando las organizaciones eran pocas y no tenían enfrentamientos profundos entre ellas, esta metodología funcionaba. Desafortunadamente, en Asambleas pasadas se han generado múltiples problemas que crean una necesidad imperante de que la metodología sea revisada. Es necesario reconocer que para esta Asamblea se probaron algunas cosas nuevas que resultaron exitosas, pero aún se requiere una reforma más profunda.
En el pasado, las mesas de trabajo se realizaban en un mismo escenario, en algunos casos generando imposibilidad de una buena discusión por temas logísticos. Esto fue completamente modificado en Santo Domingo y cada mesa de trabajo contó con un espacio propicio para hacer sus debates y llegar a consensos. Una cosa interesante que funcionó bien al menos en la mesa de Democracia y desarrollo sostenible (moderada por Gina Romero, Directora Ejecutiva de Redlad) fue la decisión de que todas las decisiones deberían tomarse por consenso y que el disenso debería ser claramente explicitado en el documento final de cada mesa.
El lunar de es ta situación es que la mesa LGBT que fue ubicada en un piso diferente al que se realizó el resto del evento, generando una sensación de discriminación para algunos. Por otro lado, los y las activistas trans se vieron afectados por personas que querían limitar su entrada a los baños a los que querían entrar, generando disturbios que alteraron la realización de algunas de las actividades del día 12.
En todo caso, las reglas no deberían anunciarse tan cerca de la realización de las actividades y sería mejor si se pudieran toma de forma colaborativa con participación de la sociedad civil. Es cierto que el equipo de Sociedad Civil ha hecho lo posible a su alcance para que los ataques y desórdenes generados por organizaciones radicales anti-derechos (mal llamados ‘provida’) en sesiones pasadas. Pero es momento de que con participación de diferentes actores podamos crear una estategia distinta de relacionamiento.
Formato de diálogo con el Secretario General y jefes de delegaciones
De igual forma, el formato del ‘diálogo’ con las autoridades de la OEA y los países no funciona más: por el alto número de organizaciones participantes, por la poca profundidad de las discusiones por mesa y el poco tiempo para coordinar la adopción de buenas preguntas para hacer, entre otros.
Cabe acotar que funcionó mejor esta vez la idea de elegir preguntas por mesa y acordar los voceros que las transmitirían en la sesión con el Secretario General. Esto impidió desórdenes que en el pasado no sólo impidieron el buen desarrollo de la actividad, también dió paso a violencia verbal contra algunos participantes, en especial activistas trans.
Restricciones a la participación en Plenario y otras reuniones de la Asamblea
Una vez se acaban las actividades programadas para sociedad civil, inicia la Asamblea en pleno, en la que las organizaciones y activistas generalmente pueden participar sin restricción alguna. Sin embargo, el lunes 13 de junio, la Sección de Relaciones con la Sociedad Civil parte de la Secretaría de Acceso a Derechos y Equidad del mencionado organismo multilateral informó por correo electrónico lo siguiente:
“(…) por motivos de espacio en la Sede de la Asamblea General, las organizaciones de la sociedad civil no podrán ingresar a la sede de la Asamblea General de la OEA. Sin embargo, las sesiones plenarias estarán siendo transmitidas virtualmente (…)”.
Esta fue sin duda una decisión apresurada que parte de un desconocimiento también de la dinámica misma de Sociedad Civil que, por temas de estrategia de incidencia o falta de recursos, generalmente no se queda para las actividades formales de las Asambleas.
Algunos representantes de la sociedad civil decidieron enviar al Secretario General una carta manifestando su rechazo ante esta situación. En la carta, firmada por la Red Latinoamericana y del Caribe por la Democracia – REDLAD; la Alianza Regional por la Libre Expresión e Información; Fundación para el Debido Proceso – DPLF; el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional – CEJIL; Freedom House y Global Initiatives for Human Rights, los representantes de dichas organizaciones piden a la OEA que explique cuáles fueron los motivos por los cuales se restringió el acceso a la sociedad civil y qué medidas se tomaron para contrarrestarlos. Además se solicita que exista una mejor coordinación con el país anfitrión para garantizar la participación en espacios seguros, plurales, respetuosos y representativos.
Aunque el gobierno Dominicano se disculpó por la situación, los problemas que tuvo la OEA para garantizar la participación de la sociedad civil llegaron a oídos del Secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry. En su discurso del 14 de junio ante la Asamblea General, el funcionario estadounidense declaró estar muy decepcionado por “la decisión de excluir a la sociedad civil de esos procedimientos” y recalcó que la “transparencia y la participación ciudadana no son opcionales dentro de las democracias”.
Los hechos mencionados anteriormente no fueron producto de la casualidad y vale la pena analizar qué pudo haberlos ocasionado.
El primer factor que está afectando la participación de la sociedad civil es la crisis estructural de la OEA. En este sentido vale la pena mencionar sus limitaciones presupuestales, entre otros debido al atraso en el pago de las cuotas de algunos países, así como también al hecho de que los aportes no se han mantenido constantes a través de los años. Esto plantea un reto interesante tanto para la sociedad civil como para la OEA. El reto consiste en tratar de generar sinergias y formas de trabajo conjunto para optimizar los limitados recursos que tiene el organismo y los pocos recursos con los que trabajan las organizaciones de la sociedad civil.
La idea de generar sinergias de trabajo entre la OEA y la sociedad civil sirve para explicar otro motivo por el cual se pudieron presentar las mencionadas trabas a la participación de la sociedad civil en República Dominicana. Por un lado, existe un cierto desconocimiento de las partes, tanto de la OEA hacia los actores de la sociedad civil, como de estos últimos hacia la OEA. Es necesario que esta institución de las Américas y sus funcionarios se empapen más de cuáles son los temas que se están demandando con mayor recurrencia desde la sociedad civil, de identificar cuáles son las organizaciones que sirven como eje para articular en los diferentes países, y tener muy claro el rol que los actores de la sociedad civil cumplen en cada uno de los espacios y escenarios de la OEA.
Del lado de las organizaciones, es necesario que profundicen dentro de la estructura normativa de la OEA para saber cuáles son sus derechos, qué mecanismos tienen para garantizar el goce de los mismos y volverse agentes replicadores para que otros actores de la sociedad civil de sus países o regiones también puedan conocer esta información de manera clara y precisa. Esto permitirá tener una ciudadanía más informada y capaz, no sólo de exigir la garantía de unos derechos, sino de proponer mecanismos para que la participación en los espacios de la OEA tenga mayor trascendencia e incidencia.
En la medida en que los actores conozcan la estructura, fortalezas y debilidades del otro, también será posible que se generen nuevos procesos de innovación para mejorar la participación de la sociedad civil en los procesos de la OEA. Asimismo, las autoridades de ésta deben ser conscientes de que la participación activa y proactiva de la ciudadanía hemisférica y sus organizaciones, más que un obstáculo, es una oportunidad para cumplir a cabalidad con sus objetivos y misiones.
Para que todo lo anterior pueda materializarse resulta fundamental que exista voluntad e iniciativa política. La OEA debe cumplir con todas las resoluciones en las cuales se compromete a fortalecer y garantizar la participación de la sociedad civil, así como debe estar más dispuesta a escuchar. Mientras la sociedad civil debe construir propuestas para que los – pocos – espacios que habilita la OEA arrojen como resultado soluciones innovadoras, enriquecedoras, realizables y medibles. De esta manera la OEA tendrá mayores incentivos para ampliar cada vez más los espacios de participación de la sociedad civil, puesto que los resultados que ahí se deriven servirán como insumo para que las mismas organizaciones y los Estados Miembros aborden las diferentes temáticas del hemisferio en forma más deliberante y plural.