El día 26 de junio se dio lugar al diálogo de sociedad civil y actores sociales con el Secretario General de la OEA y los representantes de los gobiernos de los Estado miembros. Sin embargo, y como ya es costumbre más que un diálogo fue una exposición de cada una de las posiciones oficiales de las coaliciones sobre sus temas de interés, alrededor del tema central de la Asamblea General de este año que fue “Innovando para fortalecer el multilateralismo hemisférico”.
El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, llegó tarde y estuvo muy poco tiempo. Delegó su tarea de escuchar a la sociedad civil en su secretario general adjunto. Mientras tanto, el gobierno anfitrión, encargado de moderar el diálogo, no mandó a su canciller ni a su embajador ante el organismo, sino que delegó al Alto Consejero para los Derechos Humanos del presidente, Francisco Barbosa. En conclusión, poca importancia le dieron los Estados miembros y los funcionarios de la OEA a los posicionamientos de la sociedad civil.
Sin embargo, debemos destacar que pese a las diferencias políticas e ideológicas entre las distintas coaliciones, hubo un acuerdo previo entre ellas para exigir la presencia de las autoridades de la OEA y los gobiernos.
“Para participar en este diálogo, la sociedad civil ha acordado respetar las reglas que han sido establecidas para su participación. Por lo tanto, los representantes de las Coaliciones de los Actores de la Sociedad Civil, reunidos ayer, 25 de junio, en Medellín, en el Marco de la Actividad Previa de Encuentro entre las Coaliciones, acordaron solicitar respetuosamente la presencia permanente, durante TODO el diálogo de los representantes del más alto nivel de los gobiernos de las Américas, así como del Secretario General, Luís Almagro, a los fines de concertar un verdadero diálogo entre la OEA y todas las Coaliciones, para seguir caminando el proceso de interacción de la Sociedad Civil con la OEA”, reza el texto redactado por la mayoría de las coaliciones que estuvieron presentes en el diálogo.
Un acuerdo sin precedentes entre la sociedad civil que incluso se leyó al inicio del diálogo. Un acuerdo que estamos seguros que debemos mantener para las próximas Asambleas y Cumbres de las Américas. Nuestras voces son importantes y exigimos respeto por parte de las autoridades de la OEA y los Estados. Exigimos que nos escuchen y que haya un verdadero diálogo. Exigimos que se respeten los espacios de todos y todas en este tipo de eventos hemisféricos.
Sillas para la sociedad civil
Para nadie es un secreto que la sociedad civil en el hemisferio, como en el resto del mundo es diversa, tiene distintos intereses y le preocupan diferentes temas. Incluso, hablar de un mismo asunto en América Latina no es lo mismo que hacerlo en el Caribe. Por ejemplo, cuando hablamos de personas negras y afrodescendientes, pueblos indígenas, de cambio climático o protección del medio ambiente. Son distintas las perspectivas, los abordajes y las necesidades.
Dicha diversidad en vez de convertirse en una ventaja nos ha jugado en contra, sobre todo en los espacios multilaterales como las Asambleas General de la OEA y las Cumbres de las Américas. Si bien es cierto que es imposible que nos pongamos de acuerdo sobre la mayoría de temas y preocupaciones, sí es imperativo que hagamos acuerdos, así sean pequeños, para que ante gobiernos, Estados y organizaciones como la OEA nuestras voces, reclamos y recomendaciones sean tomadas de manera urgente y seria.
La última Asamblea en Medellín demostró que pese al desdén del gobierno anfitrión por nuestras voces pudimos ejercer cierta presión contra el intento de limitar nuestra participación.
El día 27 de junio, cuando se reunía la Comisión Permanente, se supone que se debían disponer asientos para la sociedad civil y los actores sociales presentes en la Asamblea. Dichos asientos fueron menos que insuficientes. Fue un insulto absoluto que ante una participación que rondaba más de las mil personas, la OEA y el gobierno de Colombia pretendiera limitar los asientos apenas unas 70 sillas disponibles. No obstante, ante tal atropello institucional, sin importar nuestras diferencias políticas, culturales y sociales se pudo ver una unión para reclamar la falta de garantías para las organizaciones por parte de los anfitriones del eventos.
“Más sillas para la sociedad civil” fue un reclamo que se hizo potente durante gran parte de la mañana de ese día 27, quedando en evidencia la poca importancia que los Estados y algunos sectores de la OEA le dan a nuestra participación.
Podríamos concluir, entonces, que ante una masiva participación de ciudadanías el gobierno de Colombia y la misma OEA fue poco competente para garantizar nuestros derechos a la participación. Es por eso que desde el Foro Ciudadano de las Américas hacemos la siguiente invitación:
- A profundizar el proceso de diálogo entre sociedad civil que se experimentó el día 25 de junio en la mañana, con los líderes de coaliciones, para concretar o fortalecer acuerdos mínimos.
- A que los próximos gobiernos anfitriones de Asamblea Generales y Cumbres de las Américas, así como la misma OEA, prevean las necesidades de participación de la sociedad civil. Esto es, a saber: disposición de los altos representantes de gobiernos y del Secretario General a escuchar nuestras posiciones, peticiones y recomendaciones.
La próxima Asamblea General sea en Bahamas y desde ya como sociedad civil estaremos vigilantes a que se garanticen las condiciones mínimas para nosotros y nosotras. Nuestras voces son importantes.