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22 diciembre, 2020

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proyectopascaorg

Ni la pandemia nos detuvo: un año de reactivación

Un panorama de los encuentros virtuales de 2020

Este año 2020 prometía muchos eventos, muchos encuentros, muchas reuniones. Otras tantas conversaciones presenciales. En cada uno de los países en los que el Foro Ciudadano de las Américas (FCA) tiene presencia estaban planeadas una serie de actividades que llevaríamos a cabo camino a los grandes hitos que nos esperan en 2021: la Cumbre de las Américas en Estados Unidos y la puesta en marcha del Observatorio Ciudadano de Corrupción. Asimismo, los hitos anuales de las Asambleas Generales de la OEA. Espacios multilaterales de encuentro que son siempre la oportunidad para reencontrarnos y seguir haciendo sinergias en pro del trabajo que hacemos cada una de las personas que integran las organizaciones de sociedad civil miembros del Foro.

Sólo en dos países, Perú y México, se lograron concretar las reuniones presenciales con las cuales se reactivaron este año sus respectivos Escenarios Nacionales: 12 y 13 de marzo fueron las fechas respectivas en las que se llevaron a cabo dichos encuentros. Luego de esos días la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró oficialmente la pandemia mundial del COVID-19 y recomendó a todos los gobiernos del mundo decretar cuarentenas preventivas y restringir los viajes nacionales e internacionales. 

Sin embargo, gracias a la tecnología y a las posibilidades que da Internet pudimos cumplir con la meta de la reactivación de los demás Escenarios Nacionales. En total fueron 14, con igual número de agendas propuestas (ver agendas nacionales), en los que participaron más de 200 organizaciones de sociedad civil del hemisferio. 

Dichas agendas nacionales giran alrededor de tres temas transversales y fundamentales para todos los países (consultar agenda regional):

  1. Lucha anticorrupción: la transparencia es un factor clave que se tiene que trabajar en todos los países de la región, pues es claro que sin transparencia se facilita la corrupción y se impide el seguimiento y la posibilidad de hacer denuncias oportunas desde la Sociedad Civil. Los Estados deben trabajar para tener Gobiernos Abiertos que garanticen las herramientas técnicas y la información completa, de igual modo que se debe involucrar constantemente la participación de las ciudadanías en la elaboración y el seguimiento de las políticas públicas, así como la formación de ésta en temas relacionados con transparencia y lucha contra la corrupción. 
  2. Espacio habilitante: en Latinoamérica y el Caribe, se observa la dificultad que tiene la Sociedad Civil para poder desarrollar sus actividades, siendo limitados sus derechos adquiridos (libertad de asociación y de expresión) e, incluso, en medio de persecuciones, intimidaciones y represión hacia las Organizaciones de la Sociedad Civil. Se ve cómo, en algunos países, la Sociedad Civil se enfrenta a las presiones y limitaciones de sus labores por medidas estatales que dificultan su reconocimiento, exigiendo certificaciones que buscan limitar e intimidar a las Organizaciones de la Sociedad Civil.
  3. Participación e incidencia: se debe propiciar el involucramiento de la Sociedad Civil de manera activa y efectiva en las medidas que tomen los Estados; lo cual significa garantizar un acompañamiento en el diseño, implementación y monitoreo de estas acciones. Asimismo, se plantea la necesidad de destinar esfuerzos en el trabajo para motivar la participación ciudadana, elaborando estrategias que piensen cómo se puede tener una ciudadanía activa y cuáles son las herramientas que permiten esa participación tenga incidencia. 

Por otro lado, y paralelamente, se llevaron a cabo dos ejercicios de diálogo de saberes con las organizaciones y actores sociales que conforman el Foro Ciudadano de las Américas, los cuales permitieron consolidar y poner en práctica un enfoque de abordaje y metodología bajo el liderazgo de Redlad, coordinadora de todo el proceso (ver documento de diálogo de saberes).

En el primer diálogo, realizado el 24 de septiembre, participaron los referentes de los cuatro grupos poblacionales: pueblos indígenas; comunidades afrodescendientes; personas LGBTIQ+ y comunidades religiosas. El segundo y último se desarrolló el 2 de octubre con la presencia de la mayoría de los 19 puntos focales que dinamizan y dan sentido a este espacio en sus respectivos países.

Relatoría gráfica del Diálogo de Saberes entre referentes poblacionales

Estos procesos enriquecieron de manera significativa la labor que lleva adelante el Foro, además de fortalecer la confianza como grupo diverso, plural y deliberante. Allí, cada uno de los actores participantes, pudo manifestar sus reflexiones, críticas y resaltar las buenas prácticas, así como las dificultades emergentes por el COVID-19 (ampliar información) y las situaciones políticas particulares de varios países.

También sirvió para hacer un balance del liderazgo del Foro y alimentar lo que sería la discusión posterior del posicionamiento y participación que como coalición tendríamos en la Asamblea General de la OEA de este año.

Relatoría gráfica del Diálogo de Saberes entre miembros de las organizaciones del FCA

La participación en la 50° Asamblea General de la OEA

Durante gran parte del año hubo muchas dudas y preguntas sobre cómo se realizaría una nueva edición de la Asamblea General de la OEA. El 12 de marzo Bahamas renunció a ser la sede la edición 50° de este importante encuentro multilateral, luego de que la OMS manifestara reiteradamente la gravedad de la expansión del COVID-19 en el mundo. 

Por lo tanto, después de medio siglo la OEA se enfrentaba a un reto inédito desde su creación, pues era evidente que de llevarse a cabo la Asamblea esta debía garantizar, por un lado, la deliberación tradicional entre Estados y la misma sociedad civil, así como la bioseguridad de los participantes, acogiendo las medidas recomendadas por las autoridades sanitarias.

Finalmente, se optó por llevarla a cabo de manera virtual, para lo cual la OEA dispuso de una plataforma tecnológica que garantizar las reuniones y eventos centrales. Asimismo, las coaliciones de sociedad civil hicieron lo propio y participaron en el tradicional diálogo con representantes de los Estados y de la OEA.

Esta nueva edición se hizo nuevamente bajo la metodología de coaliciones, implementada desde Cancún en 2017, así que con cuatro Asambleas y una Cumbre de por medio es posible hacer ciertas reflexiones sobre su utilidad, además de la modalidad virtual de este año. 

La virtualidad permite, en cierta forma, dosificar las estrategias y los esfuerzos de los actores. No es necesario que todos los actores estén todo el tiempo en los eventos y discusiones. Se pueden identificar fácilmente los momentos claves para concentrase. A su vez, permite ejercer mejor control y monitoreo a las discusiones entre los Estados en los espacios formales de la Asamblea y crear dinámicas de seguimientos a esos debates y a las acciones o propuestas que surjan y que se pretendan concretar. 

No obstante, la virtualidad también restringe los espacios informales, muy frecuentes para la sociedad civil en este tipo de eventos multilaterales, donde la presencialidad permite diálogos más fluidos y cercanos que posibilita llegar a acuerdos y generar relaciones personales y amistosas. 

Finalmente, nuestra posición como Coalición Foro Ciudadano de las Américas giró en torno a  las preocupaciones que como sociedad civil tenemos respecto al aumento de las brechas de desigualdad en la región. “Este 2020 significa no sólo un reto en materia de salud pública, sino también en índices de empleo, acceso y permanencia en la educación y seguridad alimentaria”. 

Asimismo, reiteramos nuestras hondas preocupaciones en materia de lucha anticorrupción y recordamos los compromisos que deben honrar los Estados tanto en el marco de las normas internacionales como del Compromiso de Lima, firmado en abril de 2018 en la Cumbre de las Américas de ese año. 

Es por lo anterior, durante el próximo 2021 habrá un hito, como el Observatorio, que nos emociona mucho y que dotará de información y argumentos técnicos el trabajo político y de incidencia que venimos desarrollando desde 2015. 

Una nueva apuesta: el Observatorio Ciudadano de Corrupción 

En julio de 2019 iniciamos un proceso para convocar a la sociedad civil de las Américas en un proceso que nos llena de emoción: la construcción e implementación de un Observatorio Ciudadano de Corrupción.

El 13 de abril de este año se firmó el convenio que da el arranque a este proyecto que está siendo liderado por Proética, capítulo peruano de Transparencia Internacional, cuyo lanzamiento oficial fue el pasado 26 de noviembre en un evento virtual al que se conectaron alrededor de 300 personas y tuvo como invitados principales a Delia Ferreira, presidenta de Transparencia Internacional, y a Enrique de Obarrio, coordinador general de Redlad.

Recordemos que el Observatorio tiene como tareas principales: 

  • Identificar casos y patrones de corrupción pública y privada en la región.
  • Generar 20 informes nacionales sobre corrupción y 5 informes especiales que establecen la relación entre la corrupción y algunos temas como educación, salud. migración, entre otros, así como la relación entre la corrupción y los derechos de diferentes grupos poblacionales. 
  • Construir un programa de monitoreo al Compromiso de Lima apoyado en una plataforma en línea que permita organizar la información y difundir los avances del seguimiento realizado por las organizaciones de sociedad civil.
  • Procesos de capacitación y asistencia técnica que permitirán a las organizaciones de la sociedad civil adquirir nuevas herramientas para monitorear la corrupción en la región, específicamente el cumplimiento del Compromiso de Lima.