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29 marzo, 2017

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Negar lo evidente

Acuerdo de parìs

En diciembre de 2015, 195 países del mundo, incluidas las grandes potencias económicas, sellaron el Acuerdo de París que está dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, cuyo objetivo general es la reducción de gases contaminantes producidos por las industrias, a través de la mitigación y adaptación a las nuevos retos que impone la misma naturaleza.

Barack Obama, entonces presidente de Estados Unidos, se comprometió con el Acuerdo y al interior de su país adelantó una serie de medidas legales que restringían el uso de carbón en la industria. Su objetivo era el de reducir hasta un 30% las emisiones de carbono para 2030. Aunque el Acuerdo aún no ha entrado en vigencia ha sido un paso muy importante, después del Protocolo de Kioto, para combatir los estragos que está ocasionando el cambio climático en todo el mundo.

No obstante, dicho esfuerzo internacional puede verse truncando, en parte, por la nueva administración de la Casa Blanca. El día 28 de marzo el presidente Donald Trump firmó una Orden Ejecutiva para “promover la independencia energética y el crecimiento económico” del país, en la cual da marcha atrás con las medidas tomadas por su antecesor. Igualmente, ha manifestado que su gobierno revisará la permanencia de Estados Unidos en el Acuerdo de París.

trumpLo anterior es grave en varios sentidos. Primero, porque Trump saca del Acuerdo a uno de los principales países emisores de gases de efecto invernadero. Segundo, porque detrás de sus decisiones hay un negacionismo explícito del cambio climático, o por lo menos de la acción de la humanidad para causarlo; y por último porque incentiva, de alguna forma, la industria irresponsable con el medio ambiente al interior de su país.

El presidente Trump insiste en llamar al cambio climático una “invención china” para validar sus críticas contra su antecesor y legitimar posturas internas de algunos estados, en su mayoría republicanos, que demandaron las medidas federales del entonces presidente demócrata. Asimismo, ha puesto como titular de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) a un confeso negacionista del cambio climático y ex fiscal de Oklahoma, Scott Pruitt, quien ha subestimado el accionar de los seres humanos en el cambio climático.

Asimismo, esto supone no sólo un duro golpe contra las acciones de diversos movimientos e iniciativas ecologistas que han luchado durante años por concientizar a los líderes políticos sobre la importancia de promover energías limpias, renovables y alternativas, sino también contra los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), promovidos por la ONU y por gran parte de la sociedad civil organizada del mundo.

El cambio climático no es un chiste ni ninguna “invención china”. Es real y está afectándonos a todos. No entiende de órdenes ejecutivas que buscan “independencia energética” y tampoco va a cesar su avanece por mucho insistan negacionistas como Trump y Scruitt. La ciudadanía y organizaciones sociales de los Estados Unidos deberían recordarle a Trump el huracán Katrina que azotó las costas del sur en 2005 que no fue ninguna invención y provocó una de las mayores emergencias humanas de la historia reciente de ese país.