El año que termina estuvo lleno de acontecimientos políticos y sociales que sacudieron en más de un sentido al continente. De norte a sur las noticias no dejaron de sorprendernos, para bien o para mal.
Por supuesto, como en otros años, la naturaleza también fue protagonista y nos recordó que como humanidad hemos tomado malas decisiones sobre el uso racional de los recursos que ella nos provee, o simplemente nos recuerda que el planeta sigue moviéndose sin que podamos aún predecirlo, pese a todos los desarrollos tecnológicos de las últimas décadas. Como el terrible terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter que azotó a Ecuador en abril y que dejó casi 700 muertos, más de seis mil heridos, más de 28 mil damnificados e incontables pérdidas económicas.
También debe contarse en este episodio de tragedias naturales la causada por el huracán Matthew que llegó al Caribe y arrasó el este de Cuba y la mayoría de Haití, en donde dejó más de 500 muertos y una crisis humanitaria y sanitaria de grandes proporciones.
Por otro lado, podríamos decir que, en cuanto a acontecimientos políticos, se destacan cinco hechos en todo el continente:
- El triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre, donde venció a la ex secretaria de Estado de Obama, Hillary Clinton. Acabando así con ocho años de gobierno demócrata y devolviéndole la Casa Blanca a los republicanos.
- En su último Discurso del Estado de la Unión en enero, el presidente Barack Obama pide acabar con el embargo a Cuba. Comienza así una nueva etapa de las relaciones entre los dos países, y en marzo se da la primera visita de un mandatario estadounidense a la isla después de más de 50 años.
- Durante todo el año la Mesa de Conversaciones entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC fue avanzando hasta llegar a un Acuerdo Final que fue firmado en septiembre en la ciudad de Cartagena de Indias. Posterior a dicha firma, el presidente Juan Manuel Santos convocó a un plebiscito para que los colombianos aprobaran o no el acuerdo. Se votó el 2 de octubre y la opción del “No” gana por menos del 2%. Lo anterior, obliga a que Santos convoque a un diálogo nacional, entre opositores y promotores de los acuerdos, para hacer modificaciones a lo que se acordó inicialmente con las FARC. El nuevo acuerdo queda listo en noviembre y se vuelve a firmar entre las partes negociadoras.
En este capítulo político del año cabe destacar que, una semana después de que Santos perdiera el plebiscito, el Comité Noruego le otorga el Nobel de Paz al presidente colombiano, quién lo recibe oficialmente en diciembre.
- La crisis que vive Venezuela es cada vez más intensa y mientras más pasa el tiempo se profundiza la polarización.
Durante todo el año, opositores del presidente Nicolás Maduro estuvieron promoviendo un referendo revocatorio, cuyo proceso oficial comenzó en abril y se empezó con la recolección de firmas. Sin embargo, en octubre el Consejo Nacional Electoral decide paralizar el proceso para que el referendo no se lleve a cabo en 2016, sino en 2017, lo cual suscitó airadas protestas de parte de la oposición.
Sucesivas marchas a favor y contra de Maduro se dieron durante todo el año, en el marco de una situación de hiperinflación y desabastecimiento del país, así como de crisis fronteriza con Colombia.
Por otro lado, organismos internacionales como la OEA y UNASUR han intervenido al igual que políticos de alto nivel como el expresidente del gobierno español Felipe González y los expresidentes latinoamericanos Orlando Torrijos de Panamá y Leonel Fernández de República Dominicana.
Por último, en octubre algunos miembros de la oposición llegan a un acuerdo con Maduro para instalar una mesa de conversaciones y poder superar la crisis, la cual no ha tenido mucho éxito, puesto que tanto gobierno como opositores se acusan constantemente de incumplir con los acuerdos que se sellan.
- La destitución de Dilma Rousseff en Brasil es también otro hecho político que se resalta en el año. Enmarcada por sucesivos escándalos de corrupción desde la era de Lula, en mayo el Senado decide apartar de sus funciones a la presidenta para meses después votar si se aprobaba o no el juicio político. Finalmente, en agosto el legislativo brasileño decide destituir a Dilma y la presidencia la asume Michel Temer, hasta ese entonces vicepresidente del país, en el marco de protestas en contra y a favor del impeachment y posterior a la clausura de los Juegos Olímpicos de Río, los primeros realizados en Suramérica.
Igualmente, hay otros hechos que han marcado la agenda política hemisférica. Además de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, también hubo otras en países latinoamericanos para elegir a su primer mandatario. En Perú comenzó la agenda electoral cuando en abril se llevó a cabo la primera vuelta en la cual ningún candidato de los postulados superó el mínimo requerido para ser ungido como presidente, por lo que en junio tuvo lugar la segunda vuelta entre el empresario y exministro de centroderecha Pedro Pablo Kuczynski y la hija del expresidente Alberto Fujimuri, Keiko Fujimori.
En noviembre, tanto en Nicaragua como en Haití se realizaron los comicios presidenciales. En el país centroamericano se reeligió por segunda vez consecutiva a Daniel Ortega, en medio de protestas y críticas por parte de la oposición. Acusado de nepotismo y corrupción debido a que su fórmula vicepresidencial es su esposa Rosario Murillo, y de persecución política puesto que en julio el Tribunal Electoral, controlado por el presidente, mediante un fallo, decidió despojar de los escaños en el parlamento al Partido Liberal Independiente, opositor de Ortega, dándole total control del legislativo a la rama ejecutiva.
Mientras que en Haití, después de que las elecciones de 2015 fueran constantemente deslegitimadas, en medio de un caos social, y su segunda vuelta aplazada en dos ocasiones, finalmente se convocaron unas nuevas elecciones presidenciales para noviembre. Sus resultados oficiales se darán a conocer el día 29 de diciembre, pero desde ya dan como ganador al joven empresario agrícola Jovenal Moïse del Partido Haitiano Tet Kale (PHTK), y apoyado por el expresidente Michel Martelly.
Por su parte, en octubre Chile y Brasil convocaron a elecciones municipales y regionales, en las cuales tanto el oficialismo de Bachelet en el país austral como el Partido de los Trabajadores de Lula y Dilma tuvieron un revés. Partidos y coaliciones de derecha y opositores a sus gobiernos lograron imponerse en regiones y ciudades claves de sus respectivos países. Es así como el escenario electoral del próximo año, cuando se emprende la carrera presidencial de ambos países suramericanos, no augura buenos resultados para la centroizquierda e izquierda chilena y brasileña.
Otra derrota de la izquierda latinoamericana tuvo lugar en Bolivia. El presidente Evo Morales convocó a un referendo en febrero para preguntarle a la población si aprobada o rechazaba el proyecto constitucional que le permitiría una nueva reelección. El 51% de los bolivianos le dijo no. El presidente boliviano salió a los medios diciendo que su derrota se debía a un sabotaje de parte de los sectores opositores. Lo cierto es que por ahora Evo Morales no podrá presentarse como nueva alternativa en unas elecciones presidenciales.
Todo este panorama continental augura un 2017 con muchos cambios y una consolidación de la reconfiguración política que viene gestándose desde 2015. La izquierda latinoamericana ha venido perdiendo fuerza en muchos países por malas decisiones, escándalos de corrupción o simple cansancio del electorado. La derecha ha sabido aprovechar el espacio para fortalecerse, y desde luego la victoria de Trump en Estados Unidos es sin lugar a dudas es un viento a su favor.