La construcción de la democracia y el Estado de derecho parte de la base de la participación de la sociedad civil, no sólo como actores en la formulación de planes de acción y la aplicación de estos sino también en la vigilancia de los poderes públicos.
Es en este proceso de veeduría ciudadana un Observatorio de Corrupción es fundamental para contribuir al fortalecimiento de la democracia.
El pasado 26 de noviembre el Observatorio Ciudadano de Corrupción fue lanzado oficialmente. Durante el evento se llevó a cabo un panel multiactor en el cual intervinieron representantes de la sociedad civil, la academia y el sector público. El panel estuvo moderado por Gina Romero, directora ejecutiva de Redlad. En este espacio se abordaron los retos y algunas recomendaciones para el observatorio.
Los y las panelistas fueron Natasha Jiménez, Coordinadora General de Mulabi y representante de la sociedad civil; Rolando Ruiz Rosas, Director de Organismos y Política Multilateral de Perú, representante del sector público, y Evelyn Villarreal, coordinadora de investigación del Programa Estado de la Nación representante de la academia.
Uno de los puntos que Jiménez destacó sobre la corrupción es el impacto que tiene, pues es diferenciado para cada grupo poblacional. Esto quiere decir que cada uno vive los efectos de un sistema corrupto en diferente medida y no necesariamente estos tienen vocación de denuncia.
Por ello destaca que uno de los primeros retos que tiene un observatorio es comunicar amigablemente para que haya un acercamiento e interés. Esto se logra dando a entender a los grupos cuál es el impacto real que este flagelo tiene sobre sus vidas y sus derechos. Por último, destaca que la denuncia es una cultura que se puede generar por medio de la concienciación y allí se debe hacer un énfasis.
Precisamente, Villarreal retoma sobre el impacto que tiene la corrupción sobre los ciudadanos, allí la academia puede jugar un rol decisivo. Primero, por medio de la generación de conocimiento y para ello propone que las facultades usen ciencias de datos para evaluar y medir el impacto real. Esto puede llevar a que la investigación sea aplicada a problemáticas.
También destaca que desde la academia se pueden formar una ciudadanía crítica y con cultura de vigilancia y denuncia. Esto se puede trabajar internamente, ejerciendo control sobre las mismas prácticas en las universidades y centros educativos.
Por su parte, Ruiz rescata que es crucial desde el sector público concentrar esfuerzo, no dispersarlo. Para esto se debe trabajar en conjunto con todos los que intervienen en la función pública, tanto ciudadanos como organizaciones, academia y políticos.
Una acotación que hizo Ruiz es que deben simplificarse los procesos administrativos para darle fluidez y eficiencia a los sistemas de veeduría y control. Al reducir la estructura administrativa, los procesos no se quedarán estancados. Adicionalmente esto desalienta la denuncia.
Asimismo, llamó la atención sobre un punto muy importante y es que dentro del sector privado se debería tipificar la corrupción. Esto con el fin de prevenir en todos los frentes el desvío de dineros y la afectación de los derechos humanos.
Todos ellos coinciden en que es importante el trabajo conjunto de sectores y actores para ejercer control. Un punto crucial en el que el Observatorio deberá trabajar como una de las recomendaciones hechas por los panelistas.
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Ver también: Exitoso lanzamiento del Observatorio Ciudadano de Corrupción.