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28 abril, 2017

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Dejar la OEA y continuar la crisis

Delcy

Durante los últimos días del mes de abril la crisis política y social en Venezuela se recrudeció, a la par de los enfrentamientos del gobierno de Nicolás Maduro con otros de la región que son muy críticos de lo que sucede día a día en el país bolivariano, sobre todo en escenarios internacionales como la OEA y el Mercosur.

Precisamente, es el espacio hemisférico de las Américas el que más cruces y discusiones ha albergado desde el año pasado, cuando en cabeza del Secretario General del organismo, Luis Almagro, junto con otros países miembros, se decidió ventilar las causas y problemas de la crisis que vive Venezuela, y encontrar posibles soluciones a los mismos, a lo cual el gobierno de Maduro ha sido reticente y de manera constante denuncia dichos actos como injerencia en asuntos internos.

Fueron muchas las reuniones que el Consejo Permanente de la OEA citó para discutir la situación de Venezuela y en igual de oportunidades se fracasó. Ninguna de las gestiones que se hicieron en el ámbito internacional surtió el efecto deseado, al contrario, el gobierno de Maduro endureció aún más sus posturas y se ha cerrado a cualquier posibilidad de diálogo.

AlmagroLa última de las citaciones fue el día 26 de abril en la que el Consejo Permanente convocó una reunión de cancilleres, por decisión de algunos países miembros. La respuesta de Venezuela no se hizo esperar y nuevamente hubo enfrentamientos, al punto que el gobierno bolivariano ha tomado la determinación de salirse de la OEA.

Lo anterior tiene varias implicaciones y todo un proceso que vale la pena repasar para saber a qué nos estamos enfrentando.

El tratado constitutivo de la OEA contempla en su artículo 143, capítulo XXI, que la “Carta regirá indefinidamente, pero podrá ser denunciada por cualquiera de los Estados miembros, mediante comunicación escrita a la Secretaría General, la cual comunicará en cada caso a los demás las notificaciones de denuncia que reciba. Transcurridos dos años a partir de la fecha en que la Secretaría General reciba una notificación de denuncia, la presente Carta cesará en sus efectos respecto del Estado denunciante, y éste quedará desligado de la Organización después de haber cumplido con las obligaciones emanadas de la presente Carta”; este es entonces el proceso que se deberá seguir para que Venezuela salga de esta organización definitivamente, sin que esto signifique que durante los próximos 24 meses las distintas instancias de la OEA no puedan seguir ejerciendo presión para que el gobierno de Maduro cambie su postura frente a la crisis.

“Sin embargo, en la práctica la OEA no tienen ningún mecanismo para imponer el cumplimiento de sus decisiones dependiendo esto finalmente de la voluntad de cada Estado. Por ende, nada obsta para que al momento en que Venezuela notifique su decisión de abandonar la OEA, la misión venezolana deje de participar en las reuniones de la organización y haga caso omiso a cualquier pronunciamiento o decisión que provenga de la OEA”[1].

La determinación del gobierno venezolano nos debe poner en alerta, sobre todo a la sociedad civil. Con esta medida Venezuela podría caer a un aislamiento internacional, a pesar de que Maduro ha tratado de llevar su conflicto interno a otros escenarios como la UNASUR y la CELAC. Sin embargo, en estos espacios el apoyo que encuentra el presidente de Venezuela proviene de países que no tienen un peso internacional preponderante. Muchos países de la región, incluso los que no han sido tan críticos en voz alta, se verían en la obligación de tomar ciertas medidas diplomáticas y económicas.

Así las cosas, parece que no todavía no se vislumbra una salida clara al conflicto social y político que vive Venezuela. Es imperativo que primen las alternativas diplomáticas y de diálogo, no pude azuzarse bajo ningún pretexto una salida violenta. Este continente ya ha tenido suficiente derramamiento de sangre.

Por su lado, organismos como la OEA deben encontrar otros interlocutores que tanto el gobierno de Maduro como sus opositores reconozcan y valoren. Desafortunadamente, Almagro como Secretario General o Argentina como Estado miembro que ha tomado la vocería en el organismo, no gozan de la simpatía del Palacio de Miraflores, llegando al punto de los improperios y la enemistad política explícita. De no ser así, la crisis venezolana podría caer en una espiral de degradación que podríamos lamentar, en la que los principales perjudicados será la ciudadanía de a pie, chavistas y no chavistas.

 


[1] Del Alba, Mariano. Tomado de: http://prodavinci.com/2017/04/26/actualidad/venezuela-y-su-posible-retiro-de-la-oea-por-mariano-de-alba-2-2/