Este año la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) cumple 60 años de su creación. Son 60 años en los que el continente, en especial América Latina y el Caribe, ha pasado por Estados precarios que sucumbieron a dictaduras militares hasta el retorno de las democracias en las décadas de los 80 y los 90; la caída del Muro de Berlín y con ello la ampliación del espectro político más allá del capitalismo y el socialismo; la aparición de populismos alrededor de caudillos que también retaron el Estado de Derecho. Han sido 60 años de defensa de los derechos humanos de las personas en las Américas en cualquier contexto.
Durante toda su existencia la Comisión ha tenido que sortear distintas crisis, tanto institucionales propias como políticas y sociales en cada uno de los países, pero sin lugar a dudas ha sabido mantener su autonomía e independencia del poder, tanto así que varias veces ha sido atacada o criticada por diferentes gobiernos, de distinto color político, en el continente.
“Nuestras recomendaciones han llevado a los Estados miembros a dejar sin efecto leyes, políticas y prácticas discriminatorias, a proporcionar reparaciones comprensivas para las víctimas, a prevenir la repetición de las violaciones de los derechos humano, a fortalecer la protección de tales derechos”, afirmó la presidenta de la CIDH, la comisionada Esmeralda Arosemena, durante el 171 período de sesiones que se hicieron en Sucre, Bolivia el pasado mes de febrero.
Es por lo anterior que desde muchos sectores de la sociedad civil vemos con preocupación cómo, en años recientes, algunos Estados miembros del Sistema están buscando socavar la sostenibilidad, independencia y credibilidad de la Comisión aduciendo principios de soberanía nacional.
Desde el Foro Ciudadano de las Américas queremos celebrar estos 60 años de la CIDH y dar un respaldo irrestricto a su labor. Sobre todo, en los actuales tiempos de crisis democrática y en derechos humanos que estamos viviendo en varios países. No son sólo se trata de Venezuela y Nicaragua, que son quizá los casos más críticos, sino que también existen situaciones preocupantes en países como Bolivia, Brasil, Colombia, México, Haití, Honduras e incluso en Estados Unidos. Situaciones que por varias razones nos debe poner alertas. La ciudadanía de esos países ha visto, de alguno u otra forma, mermado su espacio cívico.
La CIDH es un patrimonio de toda la sociedad civil del continente y ha sido una gran aliada de las víctimas durante sus 60 años. Ha sido la Comisión la que ha garantizado, en parte, algo de verdad, justicia y reparación.