Publicaciones

28 junio, 2018

/

proyectopascaorg

Lo que dijo la sociedad civil en Washington

34383486_1720360221385711_8123218122489462784_o.jpg
Manifestación a las afueras de la OEA en contra de la represión política en Nicaragua en manos de Daniel Ortega.

En esta 48° edición de la Asamblea General de la OEA hubo posiciones variadas respecto a temas importantes, pero claramente se presentaron dos espectros claros de cómo se conciben los derechos humanos desde la sociedad civil y sus respectivas organizaciones: unas que los defienden a ultranza para cualquier personas, y otras que consideran que hay ciudadanías de segunda categoría y que no están de acuerdo con los postulados principales de los derechos sexuales y reproductivos, ya conquistados por el movimientos social en la mayoría de países de América Latina y Europa.

Las características de estas últimas es que están vinculadas a comunidades de fe profundamente conservadoras y con posiciones antiderechos, fundamentalistas, especialmente contra las reivindicaciones de los movimientos de mujeres y LGBTI. Posiciones que nos deben alertar a todos en la sociedad civil porque ponen en riesgo los avances en derechos humanos que durante los últimas décadas se han logrado.

El presidente del Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia, Aarón Lara, expresó en una entrevista de un medio digital que su “trabajo allí consistió en representar el sentir de las iglesias evangélicas. También había otras voces evangélicas pero adheridas en una coalición católica, como fue el caso de Christian Rojas, que es uno de los principales dirigentes de la campaña Con mis hijos no te metas, y Gerald Bogantes, en representación de la sección joven de la Alianza Evangélica Latinoamericana (AEL). Sus discursos me parecieron importantes, una presentación de principios y férrea pero de confrontación”. En dicha entrevista, el señor Lara devela la estrategia de los grupos antiderechos para copar los espacios de la OEA, saltándose algunas reglas que el organismo multilateral había dispuesto para la participación en la Asamblea General, algo que debe ser de revisión inmediata por la autoridad competente.

34457170_1720359971385736_2030066023880720384_o.jpg
Natasha Jiménez, vocera de la Coalición Religiones, Creencias y Espiritualidades en Diálogo con la Sociedad Civil.

Por otro lado, coaliciones como las de Foro Ciudadano de las Américas y la de Religiones, Creencias y Espiritualidades en Diálogo con la Sociedad Civil supieron reivindicar en sus declaraciones oficiales los derechos humanos y principios democráticos. La de esta última coalición es sobresaliente porque así como lo hizo en Lima, durante la VIII Cumbre de las Américas, marcó un hito importante demitificando el hecho de que los sectores religiosos o de fe están en contra de los derechos sexuales, reproductivos y LGBTI.

Natasha Jiménez, activista LGBTI costarricense y vocera, dejó claro que está coalición ve “con gran preocupación el retroceso que estamos viviendo en términos de agendas de derechos humanos, especialmente en el tratamiento de políticas públicas que resguardan la igualdad de condiciones y posibilidades para todos los sectores de la sociedad, como también el descuido de áreas claves, más particularmente aquellas relacionadas con la justicia económica, el cuidado medioambiental, la educación sexual, la vida de las mujeres y niñas, y las políticas públicas en relación a la comunidad LGBTIQ y los derechos sexuales y reproductivos”. Asimismo, manifestó alertó que “poner en un lugar de superioridad una postura ética particular, haciéndolo en nombre de la fe, viola el mismo sentido de diversidad y pluralidad inherente la vida religiosa. La fe siempre aporta a la democracia y apuesta al diálogo y la dignidad humana”.